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El eterno naufragio de Cabeza de Vaca

Una nueva edición a cargo de Juan Gil recupera los ‘Naufragios y Comentarios’ del conquistador, que narran sus infortunios en las Américas

Jorge Morla
El académico Juan Gil, ayer en Madrid.
El académico Juan Gil, ayer en Madrid.kike para

“Que un cautivo cuente sus experiencias es extraño en un tiempo donde la honra lo era todo. Que cuente que ha sido esclavo, que le han dado bofetadas, que le tiraban bolas de lodo, que se lo come el hambre, que iba desnudo… es excepcional”, explica Juan Gil, académico de la RAE y editor de una nueva versión de Naufragios y Comentarios, las andanzas de Álvar Núñez Cabeza de Vaca (1488-1559) en las Américas, editado por Biblioteca Castro y que ayer fue presentado en Casa de América, en Madrid.

¿Pero quién es Cabeza de Vaca? “Un segundón”, resume Gil. Nacido en 1488 y proveniente de una familia noble de Jerez, Cabeza de Vaca hace la vida propia del noble y participa en campañas militares en Italia y en África. “Pero a los 40 ve que no ha logrado la recompensa que cree merecer, y busca fortuna en el nuevo mundo”, explica. Naufragios y Comentarios cuenta la historia de sus dos viajes a las Américas.

Su primer viaje transatlántico acaba siendo una caminata épica de casi nueve años, en los que recorre desde la isla de Mal Hado (Galveston, Texas) a la Nueva Galicia (Nueva España). Un calvario de naufragios, enfermedades, riñas y la siempre omnipresente sombra del hambre acompaña a Álvar Núñez y los demás expedicionarios. “Como en la novela de Agatha Christie Diez negritos, van cayendo uno a uno”, explica Gil. Durante esa travesía “el carácter de Cabeza de Vaca experimenta una conversión, y se hace una especie de apóstol de los indios”.

Una de las partes más interesantes de los Naufragios es precisamente la relación de Cabeza de Vaca con los nativos, que de ser una “gente sin razón”, pasan a ser individuos en las que Cabeza de Vaca va descubriendo cualidades. “Son valientes, dice. Son fuertes, generosos, dice. En un momento escribe: ‘No he visto gente que quiera más a sus hijos”, relata Gil. Dentro del conquistador se va operando un cambio todavía más profundo, que lo lleva a convertirse en un chamán para los indios, que le atribuyen poderes curativos. “Los indios creen que tiene poderes curativos. Y los españoles también. Y él termina por creerlo”, cuenta el académico.

“De pronto se encuentra más cerca de ellos que de los cristianos. Conforme se va haciendo chamán y apóstol de los indios su visión cambia, se enfrenta a los propios españoles, que lo que les interesaba era hacer esclavos”, apunta. Esa es la historia de la primera parte, Naufragios.

En el Río de la Plata

A la vuelta a la corte española él hubiese querido ser nombrado gobernador de La Florida, pero ese es un puesto ya adjudicado. Con el apoyo de la burguesía sevillana logra que lo nombren gobernador interino del Río de la Plata en 1540, “Y allí este apóstol de los indios llega al poder”, narra Gil. Esa es la historia de Comentarios, la historia del hombre que, habiendo comprendido a los indios, tiene que aplicarles las leyes.

En Paraguay, Cabeza de Vaca intenta separar indios y blancos, una manera de proteger a los primeros de los abusos. “Pero se encuentra que los hombres del Paraguay estaban encantados, con muchas mujeres, niños mestizos, y es recibido mal. Hace una expedición que abre el camino hacia Perú, y a la vuelta cae enfermo. Es entonces cuando sus enemigos hacen un motín: lo deponen, lo meten preso casi un año, embargan sus bienes, y lo embarcan a España”. Cabeza de Vaca regresa a Cádiz en 1545, “herido en su orgullo y con las ilusiones deshechas”. Y ya muere, pobre, en Valladolid, hacia 1559, sin haber conseguido nada y con su fortuna y su fama arruinadas. “A su vida yo la llamaba los naufragios de una vida”, apostilla Gil.

El escribano Pero Hernández es, en puridad, quien firma Comentarios. “Es una relación de los hechos que vive Cabeza de Vaca en Paraguay, pero claro, él es el inculpado, entonces lo que hace es que este hombre, uña y carne con él, escribe lo que hizo, poniéndolo por las nubes. Ha ahorcado a una serie de indios, y varias matanzas perpetradas por los españoles se pasan por alto… es una versión edulcorada”, resume Gil, que hace hincapié en las dificultades de su trabajo de editor, cotejando dos ediciones impresas con un manuscrito conservado en la Biblioteca de Viena.

De conquistador a chamán, y de ahí a apóstol, luego gobernador y por fin paria. La odisea de un hidalgo que se convirtió en tragedia. Bandazos de una vida que se las prometía felices.

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Sobre la firma

Jorge Morla
Jorge Morla es redactor de EL PAÍS. Desde 2014 ha pasado por Babelia, Cierre o Internacional, y colabora en diferentes suplementos. Desde 2016 se ocupa también de la información sobre videojuegos, y ejerce de divulgador cultural en charlas y exposiciones. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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